
Estaba recostada boca arriba, observaba el cielo de esta tarde de otoño, sobre el pasto crecido y descuidado; sentía la brisa fría que anunciaba al invierno ya cercano, me voltee de costado, tome una rama la observe, cada pliegue, cada centímetro de ella denotaba tiempo.
Transcurrieron unos cuantos días los cuales pasaba en el mismo lugar disfrutando de aquella brisa; poco a poco las copas de los arboles empezaban a quedar desnudas, mostrando los esqueletos fractalarios de estos viejos incansables, que abandonaban sus trajes amarillos, para disfrutar a gusto de la temporada fría.
Cada día tenia que salir mas arropada, pero no me importaba, disfrutaba mi tiempo en la montaña, disfrutaba el aire, disfrutaba hasta del cielo nublado, ese cielo que año con año me prometía despejarse para primavera, y yo obediente esperaba ansiosa que cumpliera su promesa, permitiéndonos a mi y al sol, reecontrarnos y sentir otra vez ese abrazo cálido, que hacia enverdecer esta quieta montaña, situada en algún lugar de la tierra.....
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Es un día especial para mí, escribí algo breve...
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