...Visitaba una cabaña en las montañas, era mi sitio predilecto para descansar del ajetreo diario de la ciudad, el trafico, las luces, la cantidad inmensurable de gente.... cosas que solo las montañas pueden desahogar de mi mente.
Por las tardes visitaba un barranco para no perderme del espectáculo estaba mirando al ocaso, me pongo a pensar...divago... creo historias en mi mente, veo formas en las nubes con la poca iluminación del sol desvaneciéndose en el infinito, justo ahí en el horizonte ocurría lo inesperado; la noche y el día se daban un beso de despedida, esperando ansiosos el siguiente encuentro, dos amantes separados por las horas que nos gobiernan; pero era ahí, justo en el ocaso, donde se reencontraban, justo donde se fusionaban; para después ser separados a la vista humana de este hemisferio de la tierra.
Camine de regreso a mi cabaña, empezaba a enfriar el ambiente, el aroma a tierra mojada que emanaba aquel lugar me hipnotizaba, lo disfrutaba tanto. Entre a la cabaña, el aroma a madera era inigualable, mis sentidos estaban completamente relajados, el presagio de la lluvia por venir se cumplía, me deje caer en un puf frente a la ventana. Empezaba a llover, el sonido del repicar en el vidrio de la ventana me arrullaba, era tan pacifica la atmósfera que me rodeaba, me adormecía, tuve un último pensamiento antes de entregarme al sueño:
"Quisiera ser la lluvia, que une al cielo y a la tierra, los cuales jamas se uniran".....
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